DEJA ATRÁS TODOS LOS PENSAMIENTOS SOBRE EL MUNDO

Esta fuera de lo preestablecido, siempre le gusta lo malvado.
No tiene remedio, si viviera en una película moriría por ser la chica que esta junto al malo. No POR el malo, sino por culpa del malo pero ni siquiera entonces le importaría. Sería esa que se folla al malo y llevaría la etiqueta con orgullo.


Así que deja el caballo blanco en el establo y quítate la brillante armadura que me interesa más verte sin ella. No subas por la torre, tienes la llave debajo del felpudo. No mates al dragón, es mi mascota personal. Olvídate de proposiciones de amor eterno y canciones Disney; solo suenan bien ahí, en las películas de princesa. Yo no quiero ni oír hablar de "matrimonio", solo quiero tenerte en mi cama, dentro de ella, encima o debajo sin importar el momento. Y seré yo quien te encierre en la más alta torre, en el reino más lejano para que nadie pueda oír tus gemidos mezclándose con mis gritos. Seré un poco bruja y tú te olvidarás del título nobiliario que tengas. 
O mejor, quédate en tu castillo. 
Yo no quiero un príncipe que se someta, quiero al villano para someterlo sin que se deje. Quiero al malo para que se deje de tonterías y entre al trapo con cinco parpadeos lentos, sin mayores insinuaciones. Que entienda que tan solo vestido de negro ya me pone desde lejos y que sepa que caminar no hace daño a nadie. Que se lleve bien con el dragón con solo mirarle a los ojos y que ni siquiera coja la llave bajo el felpudo, sino que entre derrumbando una pared y haciendo un comentario sarcástico. 
Pura actitud de malvado.

Porque al bueno siempre se le puede llevar "al lado oscuro", es sumamente fácil hacer que caiga y sumamente patético el momento en el que se defiende con pobres excusas. 
Pero volver bueno al malo es todo un reto, una empresa imposible, una hazaña capaz de hacer temblar cada una de tus células. Y ni siquiera cuando este del lado de los buenos perderá ese toque de gañan que vuelve locas a las mujeres y digo mujeres
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Será que estoy creciendo y no quiero más príncipes de cuento afeminados. 
O serán las hormonas, que sé yo. 

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