NACIÓ EN EL CUENTO EQUIVOCADO

Siempre tuvo claro que nació en el cuento equivocado, en una realidad desacertada.
Nunca deseo ser princesa, ni que un príncipe azul la salvara de una malvada madrastra y le prometiera castillos en el aire, vestidos inimaginables y joyas que compitieran con el brillo del sol; no los creía, sencillamente eran algo falso para ella. No quería peinados complicados, ni maquillajes que escondiera su rostro, ni siquiera quería ropa que cubriera su cuerpo.
Porque lo que ella siempre ansiaba ser sirena
No podía recordar el momento en el que se enamoró del mar, pero si sabía que desde que tuvo consciencia de sí misma, lo estaba. Como si lo llevara impreso en la sangre. 
Deseaba sentir el latir de las olas contra unas rugosas escamas, deseaba que el agua dibujara su cabello en los peinados más imposibles, deseaba recorrer la vasta extensión del océano y ser consciente de que aún le quedaban secretos por descubrir. Una aventura continua, una empresa inagotable, un continuo descubrir de aquello que el mar escondía en sus entrañas
Despertar con el susurro de las ballenas al cantar, dejarse llevar por corrientes cuando se sintiera perdida pues toda corriente desemboca en algún lugar, perezosa sobre una roca al absorber los rayos de un sol que siempre se atenuaba bajo las olas ... Consciente de todo lo que había perdido, pero no importaba, no importaba porque sabía que había ganado la serenidad que su corazón había ansiado desde el momento en el que nació en el cuento equivocado. 


No quería príncipes a los que salvar, el amor era algo que se perdía entre ola y ola y nunca conseguía alcanzarla. Fría como el agua, impertérrita ante los deseos de los marineros que la vislumbrarían entre las rocas de una ensenada. 
Pero habría una cosa que echaría de menos, los cuentos y las historias que siempre le hicieron soñar. Aunque quizás no le importara en realidad, puesto que su propia existencia sería un cuento eterno. 
[Siempre tuvo claro que nació en el cuento equivocado, en una realidad desacertada. 
Por eso soñaba, por eso miraba el mar esperando esa ocasión de volver al lugar que siempre debió pertenecer. Quería la oportunidad de perderse por completo, de ser imposible de precisar o concretar, de que sus lágrimas se perdieran entre el agua y de saber que esa melancolía solo sería algo pasajero, una molesta sensación pérdida entre barcos hundidos. 
Porque se sentía descentrada en una realidad del cuento equivocado]

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