CONDENADA


A veces tengo la curiosa aunque inedita impresión de que las letras son mi propia condena personal. Pocas cosas en mi vida me han amarrado, atado, atrapado y ENcardelado tan férreamente como lo hacen ellas. Si algún día acabo encerrada entre cuatro paredes, sin duda esas paredes estarán forradas de libros que habré de leer y de historias que habré de escribir, de cuentos que siempre tuvieron un final feliz y de leyendas que acabaron en desgracia, de villanos que se convirtieron en maldad pura por culpa de alguien bueno y de héroes que se pierden en su camino para que la heroína les salve.
Porque resulta increíble como algo que nos apasiona puede convertirse en la tortura especialmente creada para ti mismo, algo que tú mismo has construido a lo largo de los años y en lo que no reparaste, pura inocencia que solo quería soñar e imaginar.

Que todo escritor esta condenado a vivir a través de otras personas, a través de los ojos, los labios y el cuerpo de aquellos que invaden su mente en una total violación de su intimidad. Nunca habrá un descanso ni secretos para aquellos que aspiran a ver su nombre en la portada de algún libro, ya que todos esos personajes que imaginó e imaginará los conocerán siempre, omniscientes en su cabeza. Que siempre estarán divididos entre el amor que pueden llegar a sentir en ese horrible mundo que es la realidad y las proezas con las que sus propios protagonistas serán capaces de atarles a ellos de manera que no pueda pensar en nadie más. Y que siempre tendrán un universo paralelo en el que se verán constantemente atrapados y al que llamarán de alguna forma conocida de manera que nadie entienda realmente de lo que están hablando.

[ASGARD]

Pero el problema más grande que tendrá alguien que vive encerrado por las palabras será que nunca nadie podrá conocerle del todo a no ser que haya leído cada libro que leyó o cada página que escribió. Jamás.

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