CALLEJERA DE NOCHE Y ESTRELLA DE DÍA

Mi arte era tenerle. No sabia hacer otra cosa, no era algo de lo que fuera totalmente consciente. Mi arte era la melodía que surgía de los poros de mi piel, suave, delicada, como un violín, tentadora. Y él lo sabía, sabía que lo único bueno que yo consideraba que había en mí era esa manera de tenerle como nadie le tenía. Y me odiaba por ello. 



—¿De nuevo hasta las cejas de alcohol y música, amor? 
—No, de nuevo hasta los pies de vodka y Lana. Son cosas diferentes, no insultes a mi inteligencia emocional. 
—Lo último que desearía es insultarte. Vamos, es tarde y deberías estar durmiendo. 
—Corrige eso, gran artista, es la hora idónea para que me meta en tu cama
—Te pones insoportable cuando bebes, ¿no te lo he dicho nunca? 
—Si que me lo has dicho. Me pintas a todas horas y cuando bebo también. Mañana me levantaré y veré toda la tristeza contenida que muestran tus cuadros sobre mi cuando bebo. 
—Eso es porque te pones triste cuando bebes, amor. No es culpa mía atrapar tu música con mis pinceles en estas ocasiones. 
—Si lo es, porque me pintas cuando deberías estar en la cama conmigo, follándome como si no hubiera mañana. 
—Para nosotros siempre hay un mañana. Y sabes que siempre acabo en la cama contigo, follándote como si no hubiera un mañana porque no soportarías que te hiciera el amor en esos momentos en los que estas triste. Demasiadas emociones, demasiado delicada y quebrada. 
—Demasiado odiosa. 
—Eso jamás, amor. Podría sentir todas las emociones que cupieran en mi frío y negro corazón de una vez por tu culpa, sentir la más furiosa de las pasiones cuando meces tus caderas al son de tu amada Lana, quebrarme de tristeza cuando pequeñas gotas de vodka escapan de tus labios bajando por tu cuello, sentir como muero de preocupación porque no estás en mi cama quejándote de que no te follo como es debido. Pero odiarte jamás. 
—....
—Y ahora deja que te lleve a casa cuando estás hasta las cejas de alcohol y música, porque te voy a hacer el amor en mi cama de tal manera que olvidarás a todos y cada uno de tus demonios interiores. 
—De acuerdo, dejaré que me lleves donde quieras. Solo porque mientes tan condenadamente mal que hasta a veces parece real que no me odies.

Comentarios