1.5

A veces no todo necesita un título. 
A veces sencillamente no es el día o la semana, quizás tampoco es el mes porque un año sería demasiado no ser, con la posibilidad más que refutable de que no es un no sino un te ha tocado lo malo hoy, mañana, pasado mañana y el mes entero. 
A veces no vas a saber explicar porque al abrir los ojos has sabido que sería un día en el que querrías continuar dentro de la cama, al abrigo de las sábanas y en la penumbra que la persiana bajada te regala, sin exterior, tú y tus demonios interiores permaneciendo a salvo. Esos días por norma no sueles tenerlos, pero qué no darías tú ello, aunque solo fuese un día. 
A veces te cansas de la costumbre. 
A veces te asustas de lo que puede venir. 
A veces te preocupa tu propia apatía, pero siempre te preocupa menos que el hecho de forzarte de alguna manera a que todo te dé un poco igual para no salir herida; porque las cosas duelen, aunque
a veces no tú lo esperabas. No es indecisión, no es un ahora si porque me apetece; es empujar todo debajo de un charco de agua como si no te dieses cuenta de que la ahogada eres tú. 


Oí una vez, en alguna película, que los días rojos son aquellos días en los que tenemos miedo sin saber por qué. Creo que en realidad serían aquellos días en los que tenemos miedo hasta de aceptar aquello que nos da más miedo por especie: estar solos.

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