Marina.

He visto a aquel muchacho vagando entre las brumas de la estación de Francia, y el nombre de Marina se ha encendido de nuevo como una herida fresca.
Todos tenemos un secreto encerrado bajo llave en el ático del alma. Éste es el mío.
Así empieza uno de mis libros favoritos, el cual de manera indudable está dentro de mi top 3. Y es curioso porque llevo casi un año en Barcelona y no había acudido aún a la Estació de França, cosa que tendría que haber hecho mucho antes. 
No os aconsejo tan solo leer el libro -que es una maravilla-, sino visitar también este lugar si alguna vez os pasáis por la ciudad porque no tiene desperdicio alguno.

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