why not.

En ocasiones no está mal sentirse mal.
Dicen que aquello que nos hace diferente de los animales es el pensar, pero en ocasiones mi convencimiento está en que aquello que nos hace diferente de los animales es el no tener explicación para una serie de emociones que no nos benefician y que, sin embargo, en muchas ocasiones son un desahogo, una habilidad para poder reconocer las cosas cuando vayan bien.

La melancolía es algo natural, no solo en nosotros los seres humanos, sino en los animales también. Cuando un animal es separado de su hábitat natural para ser llevado a un zoo, estos siempre mostraran un aire más desanimado y triste debido a la melancolía por el hogar que padecerán.
Y los seres humanos no somos menos.
Incluso aún cuando seguimos nuestros deseos más profundos de ver lugares nuevos, de experimentar cosas en otras ciudades o países, de pasar por experiencias que en el confort del hogar familiar no se pasarían nunca, incluso en todas aquellas situaciones habrá una pequeña parte de nosotros que eche de menos a esa madre pesada que nos volvía locos, a ese padre que te cambiaba la televisión sin permiso o a ese hermano que te discutía hasta el color del cielo. También echaremos de menos las calles empinadas, la escasa lluvia, el escaso contacto con el mundo más allá de aquellas montañas, la facilidad de cruzarte a un familiar al doblar la esquina, el poder desaparecer o encontrarte entre álbumes de fotos de cuando eras pequeña.

Pero eso no quiere decir que hayas de volver o que lo desees. La melancolía solo es un


Estado anímico permanente, vago y sosegado, de tristeza y desinterés, que surge por causas físicas o morales, por lo general de leve importancia.
no ha de significar que quieras dejarlo todo para volver a ese círculo seguro. Tiene leve importancia y aunque pueda ser permanente, pasa, como todo en esta vida, y una vez pasa eres realmente consciente de que has de sentir melancolía del hogar para poder conformar uno propio.

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