Me gustaría, pero no.


Me gustaría poder seguir siendo tonta.

Seguir creyendo que todo el mundo tiene algo bueno en su fondo que en algún momento de su vida se impondrá a todas las actitudes tóxicas hacia quienes solo quieren su bien. Seguir teniendo la esperanza de que las personas se detienen para revisar qué les ha llevado hasta estar en su posición y tienen la consciencia de recapacitar ante sus errores, pedir perdón cuando acontece y pelear cuando merece la pena.

Me gustaría poder seguir siendo tonta y poseer la esperanza de merecer la pena al punto de estar conmigo en mis errores, darme una bofetada cuando no reaccione y acompañarme en los momentos en los que la vida me aterroriza. No sentirme sola.

Me gustaría poder seguir siendo tonta y continuar tendiendo mi mano a aquellos que la quieran, quienes la necesiten, sin la necesidad de vigilar mi espalda a cada paso. Confiar en los demás y en mi misma. Sentir que no hay sombras y que las personas son suficientemente capaces de transmitir lo que sienten o piensan de forma directa. Saber que todo se puede arreglar porque, al colocar todo en una balanza, pese más lo bueno que lo malo cometido.

Me gustaría poder seguir siendo tonta.

Pero, por desgracia o no,

no puedo.


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